Lo que también han aprendido y recibido y oído y visto en mí, esto practiquen, y el Dios de paz estará con ustedes.
Filipenses 4: 9
En otras palabras, lo que Pablo nos dice en este pasaje es el hecho de que Dios nos habla a través de otros cristianos. Por supuesto que puede hablar directamente con nosotros. Él es Dios! Él puede hacer lo que quiera! En mi experiencia personal y en mi andar por el camino de Cristo, sin embargo, la voz de Dios la percibo en su Palabra. También escucho su voz en la voz y escritos de sus hijos que hablan de Su Palabra. Él me envía maestros de quien aprendo las lecciones que Él quiere enseñarme. Si estoy dispuesta a verlo, Él me rodea con su presencia, sobre todo en aquellos que Él envía a caminar conmigo.
Este mundo está tan lleno de oscuridad y engaño, sin embargo, que a menudo es difícil no ser un cínico y desconfiar de todo y de todos a nuestro alrededor. Muchos de nosotros no confiamos en el consejo que escuchamos porque hemos sido quemados antes ... En ocasiones nos hemos encontrado con maestros, quienes si bien intencionados, no nos han guiado por el camino de la verdad. Así que ... ¿cómo saber si el “maestro” tiene la razón? Bueno ... lo que necesitamos para poner a prueba la validez no tanto de la persona, sino de su / su mensaje es tener un estándar contra el cual medir los mensajes que se nos presentan.
Como profesor, obviamente creo en el poder de la educación. Como profesor de la universidad, sin embargo, soy consciente de que la educación puede ser una espada de doble filo. Las mentes jóvenes pueden ser fácilmente persuadidas hacia el camino equivocado por un maestro encantador, convincente, bien informado y carismático. Yo no creo necesariamente que haya maestros que deliberadamente busquen engañar a sus estudiantes y conducirlos hacia un callejón oscuro de mentiras. Pero sí sé que algunos profesores han llegado a creer mentiras que luego transmiten a sus estudiantes como verdades. Es por eso que los estudiantes deben siempre comprobar y verificar todo lo que escuchan de sus profesores ... Igualmente, a los hijos de Dios se les anima también a comprobar y verificar aquellos mensajes que dicen proclamar y predicar la verdad de Dios.
El discernimiento se convierte entonces, en una de las habilidades más importantes que el Espíritu Santo puede otorgar en el cristiano que quiere encontrar la verdad entre todas las falsedades disfrazadas de verdad. Por lo tanto, la admonición bíblica para poner todo a prueba es de importancia crucial:
Amados, no crean a todo espíritu, sino prueben los espíritus para ver si son de Dios, porque muchos falsos profetas han salido al mundo. 1 Juan 4: 1
Si lo pensamos bien, el discernimiento es una noción circular. Ya que todos estamos llamados a difundir el Evangelio, - esa es la gran comisión de cada cristiano - (Mateo 28: 16-20) somos entonces maestros, al mismo tiempo que somos estudiantes. Así que el proceso de probar toda noción va en ambos sentidos. Tenemos que probar lo que sale de nuestra boca, así como lo que entra en nuestros oídos. La advertencia se refiere, por lo tanto, a convalidar todo lo que oímos y lo que decimos. Pero, ¿cuál es el estándar contra el que juzgamos y verificamos la verdad? Pues, La Sagrada Escritura, por supuesto. Sólo la Palabra de Dios puede servir como la plomada que indicará la veracidad de lo que oímos y proclamamos.
Conocer íntimamente La Biblia, y reconocer que es ésta la única fuente real de la verdad es la manera como podremos detectar la falsedad.
Nuestra capacidad de confiar en Dios incrementa gracias al don de su Palabra, la cual Él ha provisto para que podamos discernir la verdad al escuchar a los maestros que Él ha puesto en nuestro camino.
Demos entonces gracias al Señor por el Espíritu Santo quien abre nuestras mentes y nos da el entendimiento de la verdad proclamada en Su Palabra.
Que las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón, sean aceptables delante de ti, oh Jehová, roca mía, y redentor mío.
Salmo 19: 14
Salmo 19: 14
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