miércoles, 9 de septiembre de 2015

Primer Fruto: AMOR



Bueno, ¿cómo puede uno escribir una breve meditación sobre el amor bíblico? ¡Es fácil! Sencillamente, no se escribe. Es imposible meditar sobre el amor bíblico en un par de párrafos ... o al menos lo es para mí, eso es seguro. Sin embargo, no es imposible para aquél quién es Amor mismo ... Jesús, en Su Divinidad, es capaz de resumir toda la ley en dos frases, como lo vemos en el pasaje de Mateo 22 cuando alguien le preguntó cuál era el mandamiento más grande:

—Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley?

—“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente” —le respondió Jesús—. Éste es el primero y el más importante de los mandamientos. El segundo se parece a éste: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas.  Mateo 22:. 36-40


¡Listo! En un párrafo corto Jesús fue capaz de empaquetar todo lo que necesitamos saber sobre el amor cristiano. La comprensión de este párrafo, sin embargo, no es una tarea sencilla. Nuestros cerebros humanos no pueden entender plenamente la inmensidad de las frases porque no podemos comprender plenamente lo que el amor es en realidad.

Muchos han tratado de explicarlo. Los campos seculares y científicos, los cristianos y otras teologías religiosas han explorado el tema del amor desde una perspectiva humana desde el momento en que los hombres y las mujeres comenzaron a usar sus cerebros. En mi humilde opinión, es precisamente por eso que no podemos entender completamente. La complejidad del amor parte de la realidad de que el amor es de naturaleza divina, no humana. Aunque nos parezca extraño, la única manera de conocer el amor es saber que Él es amor, como vemos en 1 Juan 4:

El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. Así manifestó Dios su amor entre nosotros: en que envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón de nuestros pecados. 1 Juan 4: 8-10

El amor, por lo tanto, está íntima e irrevocablemente ligado a Dios. Es por eso que no es hasta que el Espíritu Santo habita en nosotros que podemos empezar a saber lo que es amar de verdad. El "amor" que experimentamos sin el Espíritu Santo es una creación humana que se esfuma el momento en que entra en contacto con la realidad.

Cuando nos damos cuenta de la inmensidad de la afirmación "Dios es Amor", la lectura de pasajes bíblicos sobre el amor como 1 Corintios 13: 1-3, por ejemplo, asume una perspectiva totalmente nueva y diferente:

Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. 2 Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. 3 Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso.

Podemos entonces ser la persona más "cariñosa" y generosa que jamás haya existido, pero ¿qué pasa si no tenemos Amor? ¿Qué pasa con todas nuestras grandes obras si no tenemos Amor ... si no tenemos a Dios? Después de todo, "el mayor y más excelente de todas las virtudes es el Amor/Dios" porque Dios es lo primero, y Él es nuestro más grande mandamiento.

¿Cómo meditamos sobre el amor en unos pocos párrafos? Simplemente, no lo hacemos en un solo párrafo sino que lo extendemos a varias páginas y a varios días. Nos vemos pronto con más sobre el amor. ¡Hasta la próxima!

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