Aconteció en aquellos días que salió un edicto de César Augusto, para que se hiciera un censo de todo el mundo habitado (el Imperio Romano). Este fue el primer censo que se levantó cuando Cirenio era gobernador de Siria. Todos se dirigían a inscribirse en el censo, cada uno a su ciudad. También José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David que se llama Belén (Casa del Pan), por ser él de la casa y de la familia de David, para inscribirse junto con María, comprometida para casarse con él, la cual estaba encinta.
(Lucas 2: 1-5, La Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy)
¿No les parece maravilloso cuan organizado es Dios? Su divina atención a los más mínimos detalles se revela en su grandioso sentido del orden. Solo basta con mirar a toda su creación. Admirados apreciamos como cada elemento tiene su lugar. Sin embargo, la manera en la que se desenvuelve su plan también refleja algo más…el desarrollo del plan de Nuestro Señor generalmente nos muestra su insaciable sentido por lo inesperado. El elemento sorpresa en sus elaborados diseños de vida es un factor que nunca falta en el guion de la historia que Él tan cuidadosamente prepara para cada uno de sus hijos.
Nuestro Dios ama las historias. Y lo más fascinante es que sus historias son muchísimo más intrigantes y complicadas que cualquiera que haya sido creada por los más grandes genios literarios de nuestro mundo.
Al acercase la Navidad, leemos el pasaje anterior en el que Lucas nos narra la historia del nacimiento de Jesús. En este detalle inicial de la más transcendental historia jamás narrada, vemos la afinidad de Dios por lo teátrico. Él no tenía que hacer el nacimiento de Cristo tan complicado. Él bien pudo haber colocado a María y a José ya en aquél pequeño pueblo de Belén para que Jesús cumpliera la profecía del Viejo Testamento hablada por Miqueas, capítulo 5 versículo 2:
Pero tú, Belén (Casa del Pan) Efrata,
Aunque eres pequeña entre las familias de Judá,
De ti Me saldrá el que ha de ser gobernante en Israel.
Y sus orígenes son desde tiempos antiguos,
Desde los días de la eternidad.
No, eso habría sido demasiado fácil para Nuestro Dios. En vez, los planes de Nuestro Señor fueron inmensamente más interesantes que eso. Un Censo…una herramienta un tanto política fue la que Nuestro Señor escogió para cumplir la Santa Profecía y propósito cuando llegó la plenitud del tiempo…(Gálatas 4: 4)
¿No es acaso ésta la forma en que Dios desarrolla su plan para nosotros también? ¿No se siente a veces, a menudo más bien, como si la vida no es más que un gigantesco laberinto? La vida es realmente un inmenso rompecabezas el cual no nos es posible ni siquiera poder empezar a armar por nosotros mismos, pero apenas llega el momento preciso…Él comienza a colocar las piezas en su lugar perfectamente mientras nosotros nos quedamos atónitamente contemplando como cada pequeña y aparentemente insignificante pieza cabe gloriosamente en su lugar.
Es en realidad sumamente intrincado, pero cuando hablamos del plan de Dios, no hay palabras que parezcan apropiadas para describirlo. Algunas veces Él nos permite descifrar algunos detalles en este lado del paraíso, pero no será sino hasta cuando lleguemos a Él que lograremos entender el sentido de todo. Es en nuestra casa eterna donde encontraremos las respuestas.
¿Cómo luce el plan de Dios para su vida hoy en día, se ve cómo un camino derecho o más bien como un laberinto? ¿Está usted confiando en Nuestro Señor y permitiéndole que lo llene con la paz que solamente Él puede ofrecer de manera que pueda estar tranquilo y saber que Él es Dios (Salmo 46:10)?